La geografía sutil del Dharma
ENTREVISTA A MICHAEL GADISH
En esta última cita del ciclo de conferencias, el codirector académico de la carrera de Simbología Jorge R. Ariza entrevistó a Michael Gadish, quien impartirá el curso acerca de esoterismo oriental de la nueva formación. Gadish es licenciado en Filología hebrea, magíster en construcción y representación de identidades culturales y está diplomado en Sánscrito. Se ha dedicado sobre todo al estudio de la simbología de Oriente, pero además ha incorporado a esta investigación la práctica de la danza y el teatro experimental. Desde 2014 se desempeña como narrador de las mitologías de las religiones del Dharma y también es docente en formaciones de Yoga.
Luego de establecer ciertas diferencias y de destacar también algunos puntos comunes a todas las ramas del esoterismo, Jorge y Michael se introdujeron específicamente en la tradición esotérica de las religiones orientales del Dharma. La dificultad propia de transmitir esta tradición, explica Gadish, tiene que ver con que “querer entender es una barrera”. Se accede de una manera que no es enteramente racional, y que requiere, además del estudio, de la experiencia. Michael usa la narración como herramienta principal para transmitir los mitos porque, según él, al oír estas historias se produce en quien escucha una especie de recuerdo, un recuerdo que va más allá de lo que somos, algo así como “el recuerdo de antes del recuerdo”.
Gadish enumeró cinco maneras de acceder a los mitos que deben articularse, ya que circunscribirse a una sola sería una limitación. La primera es interpretarlos como una realidad empírica, literal, “una lectura que a veces deriva en la superstición”, dice. La segunda es tomarlos como irreales, como mera alegoría, “pero de esta forma se vuelve superfluo, porque alegorías hay muchas”, aclara. La tercera sería una actitud desapegada, puramente estética, “pero eso implicaría que podemos cambiarlo a capricho y eso no es del todo cierto porque los cambios nos harían perder la línea de lo que nos hace recordar”. Otra forma sería conceptualizar los mitos por completo y convertirlos en metafísica, y la última consiste en interpretar el mito según se nos antoje, lo cual por sí solo significa “usar el mito para manipular la propia conciencia y la de otros”. Los componentes de esta lista no son equívocos, explica Gadish, pero “hay que tener una resonancia entre estas cuerdas para que suene armónicamente”.
Desde este enfoque, Michael respondió a la pregunta por la definición de algunos de los conceptos más popularizados de las religiones de Oriente, como Dharma, Karma y Akasha, que se desarrollarán en mayor profundidad en el curso de la carrera. Para abordar el Dharma se refirió al Mahabharata, un extenso poema épico atribuido a Viasa, quien decía que todo el libro se puede resumir en lo siguiente: “No abandonéis el Dharma”. Sin embargo, Gadish explica que allí mismo “se repite de mil maneras que el Dharma es demasiado sutil como para hablar de él”, de modo que no puede definirse. Nos enfrentamos entonces a la paradoja de algo de lo cual no se puede hablar por su nivel de sutileza, pero a la vez es lo más importante y es el orden cósmico que sostiene el universo. “Ahí está la belleza de este tipo de herramienta que son las historias”, concluye Michael.