Astrología Humanística

En este episodio del ciclo Conversaciones, Silvia Neira habla sobre el enfoque de su práctica astrológica.

Silvia Neira tiene más de treinta años de trayectoria investigando, practicando y enseñando astrología. Hoy en día se especializa en la formación y supervisión de astrólogos. En Buenos Aires cuenta con su propio espacio, La casa del río, además es profesora en la escuela Casa XI, en Buenos Aires, da clases en Cosmograma, Barcelona, e imparte seminarios en México y Uruguay. Entrevistada por Soledad Davies, cuenta que desde sus primeros años de formación autodidacta, siendo adolescente, siempre tuvo la sensación de estar recordando el lenguaje astrológico, en lugar de aprenderlo, como si lo hubiera traído consigo. 

Ella define la astrología como una herramienta maravillosa para entender “aquello que somos que va mucho más allá de lo que creemos ser”. En ese sentido, establece una diferencia con la astrología psicológica que pone el foco en mejorarnos, sin dar cuenta de que la mirada desde la cual interpretamos e intentamos mejorar es el yo, con los sesgos y distorsiones que le son propios. Por este motivo, Silvia dice que con el tiempo fue desarrollando en el espacio de la consulta astrológica un abordaje que disocia lo que la persona relata desde lo psicológico, por un lado, y su carta natal por el otro, y que en la devolución intenta dirigirse directamente “a su energía, no al representante de su energía”. 

Para ella esto es análogo a la mirada de un médico holístico, como puede ser un homeópata, que no responde a los síntomas sino que intenta leer qué expresan de la totalidad del sistema. Desde su punto de vista, el ser humano es un sistema energético, vibratorio, y los símbolos astrológicos son útiles si nos ponen en contacto con algo que realmente no entendemos, con un misterio. “En todo caso, a partir de este lenguaje podemos darle un significado a aquellas experiencias que se presentan para ir desplegando lo que somos”. Es decir que su punto de vista no descarta una posibilidad evolutiva, “pero circular, no en línea recta; uno no sabe para dónde está yendo, la vida se ocupa sola de eso”.

Esta importancia de percibir y tener presente la vibración que precede a la forma se vuelve absolutamente obvia al estudiar sinastría, afirma Neira: “Hacer sinastría es lo más hermoso de la astrología porque son obvios los lazos energéticos entre las personas”, y pertinentes según el momento de la vida en que se producen los vínculos. “Luego eso toma determinada forma: nos enamoramos, por ejemplo, o nos rechazamos pero tenemos que vincularnos de todos modos porque compartimos un espacio de trabajo”, pero observando las cartas en relación entre sí, los magnetismos entre las personas y la riqueza del aprendizaje a través de los vínculos resulta evidente.

Esta mirada la traslada también a la entrevista astrológica, por eso destaca la importancia de tener en cuenta que uno está en el mismo campo que quien acude a la consulta, no más allá, y que por lo tanto si es humilde y se mantiene abierto, le es tan útil la entrevista como al consultante. Para lograrlo, hay que tener presente que opera sobre nosotros el arquetipo del astrólogo como “un varón sabio con bonete”, dice Silvia, que si nos hechiza desplaza la posibilidad de darle lugar a la polaridad femenina que habita en nosotros, seamos hombres o mujeres, que permite elaborar lo que se siente, en lugar de pretender acumular saber y transmitirlo. Para habilitar esta posibilidad según ella es importante “trabajar con uno mismo en todos los órdenes, alinear cada uno de los elementos: la tierra (el cuerpo), el fuego (el espíritu), el agua (la emoción) y el aire (la mente)”. Según ella, “esa es la alineación que nos va a permitir captar la astrología y de eso depende si afinamos o no” en lo que decimos al respecto.

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