Cartografías del deseo

ENTREVISTA A ERNESTO PESCE

Conversamos con el artista visual Ernesto Pesce sobre dos de sus series, Cósmica y Erótica, y del valor que tiene para él la experiencia de integrar su trabajo con el de otros artistas como un modo de potenciarse en el encuentro.   

Ph: @patoparodiphotos

Ernesto Pesce nació en Buenos Aires el 4 de abril de 1943. Es pintor, grabador, dibujante y docente. Su obra ha sido expuesta en muestras grupales e individuales (las últimas fueron “Del cielo y de la tierra” en la galería Perotti y “Obra en Papel: retrospectiva 1970-2014” en el Palais de Glace) y recopilada en dos ediciones de lujo: la primera solo lleva su nombre, y la segunda se llama Ernesto Pesce. Obra 2003-2016. Su publicación más reciente es un libro en formato caja con cincuenta reproducciones de la Serie Erótica

Otras de las series de Pesce se titulan La deriva; Cósmica; El alma retratada; Pequeños universos, círculos y circuitos; Laberintos. Esta es su forma de trabajo preferida: “Me cuesta mucho trabajo hacer una obra y que todo empiece y acabe en ella. Siempre tuve la necesidad de continuar, de seguir el trabajo hasta que se agotara”, dijo una vez en diálogo con el poeta y crítico de arte Raúl Santana.

En el libro El artista y su destino, la filósofa y astróloga Mariana Simonassi analiza la obra de Pesce y otros artistas en clave astrológica, vinculando el estilo y los distintos períodos en relación con la carta natal y los tránsitos planetarios. El capítulo dedicado a Ernesto se llama “El arte es una bendición, es solo placer”, y allí Simonassi afirma: “La obra de Ernesto Pesce nos conecta y nos introduce a un mundo de senderos, círculos, constelaciones y diagramas que en sus infinitos recorridos diseñan diversos Cosmos”. 

Pesce se define una y otra vez como un artista cuyo foco principal está en la acción. Sin embargo, en su obra se percibe que el combustible de ese motor es un mundo por momentos onírico, profundamente simbólico y cargado de misterio y belleza. 


Redes (2009)

¿Cuál es la relación que traza tu obra entre erotismo, arte y cosmos? 

Mi forma de trabajar es básicamente a partir del hacer, me considero un hacedor. Eso no quiere decir que no reflexione sobre lo que hago o que no haya conceptos en lo que hago, muchas de las obras parten de lecturas previas, pero comienzo haciendo. Y en general trabajo por series, obras seriadas que se van modificando y retroalimentando en el transcurso del hacer. Por ejemplo la Cósmica surgió cuando estaba trabajando en otra serie sobre la Costanera Sur de Buenos Aires. Mi idea era mostrar, con imágenes de ese lugar donde se había arrojado al río toda la demolición de la ampliación de la avenida 9 de julio, los despropósitos que hacemos los humanos con la naturaleza y cómo luego es la naturaleza misma —las aves, la vegetación— la que hace de eso algo diferente, a pesar de que después aparezca algún vivo a poner un cartel que dice “Reserva Ecológica”, como si fuera obra nuestra.

En plena tarea de esa serie, un día se me ocurre hacer un cielo con el Zodíaco. Siempre me habían gustado las imágenes zodiacales por su contenido mitológico, entonces comencé a hacer unos cielos donde aparecían esas imágenes. Me ha pasado que por utilizarlas la gente piense que me interesa la astrología, pero en realidad mi atracción por esos símbolos pasa simplemente por el hecho de que los seres humanos, en esa conjunción de puntitos, de estrellas, hayamos ideado imágenes. En lo personal no me interesa el aspecto adivinatorio de la astrología, pero la imagen del cosmos, esa inmensidad, esa cosa inalcanzable, es algo que me atrae. Me atrae el misterio de ese lugar del cual nadie sabe realmente nada.

Más adelante, alguien me acercó un libro de Fritjof Capra que se llama El Tao de la Física, en el cual se relaciona la física cuántica con el taoísmo, y a partir de esa lectura empecé a pensar que, tal vez, al final solo haya energía. Entonces seguí buscando textos de física cuántica porque, a pesar de que me eran incomprensibles, todas esas teorías me daban la posibilidad de bajar imágenes, de imaginar. En ese tiempo, un amigo mío que es físico, que sabía de mis intereses y tenía un cargo en la universidad, me invitó a una conferencia en el aula magna de Juan Martín Maldacena sobre la teoría de las cuerdas. Al final de esa conferencia, para explicar la teoría de las cuerdas a través de otras referencias y metáforas, Maldacena nombró el cuento de Borges “Las ruinas circulares” y después nos propuso imaginar el universo como pompas de jabón entrando en contacto entre sí, que en esas uniones o tangentes estarían las constelaciones, los sistemas solares y galaxias. 

Es decir que dio una imagen del universo como una bañera llena de pompas de jabón. Cuando escuché esto me di cuenta de que no estamos muy lejos de los tiempos de hace siglos, cuando se imaginaba la Tierra plana, sostenida por elefantes parados sobre delfines que nadaban en un mar de leche… A partir de ese momento me dije: voy a hacer el universo como se me ocurra. Con todo respeto hacia la ciencia, y sin hacer gala de mi ignorancia, mi sensación fue que todavía no sabemos nada del origen, ese misterio está ahí.

Algunos Caminos conducen a la fortaleza II (2007)

Hay varios dibujos de la Serie Erótica donde se ven constelaciones y esferas que parecen cuerpos celestes, ¿eso habla de una noción del encuentro erótico también como una forma de constelación o relación entre mundos? ¿Qué puedes decir sobre la simbología que participa de la serie, en muchos casos presente en los tatuajes en el cuerpo, como los hexagramas del I Ching y las figuras de animales como dragones?

En la Serie Erótica trabajo hace mucho tiempo, en principio porque me produce placer. Todo mi trabajo parte del placer: del placer de hacerlo, del trabajo concreto, y del placer que me pueda producir la temática. Por supuesto que el hacer tiene que ver con la reflexión, todo el arte tiene un condimento reflexivo y otro puesto en el hacer. Dominará en cada artista más uno que otro, pero los dos forman parte de lo creativo. 

El surgimiento de esta serie tiene que ver con la gran admiración que tengo por el arte japonés de mediados de 1800. Grabadores como Hokusai o Hiroshige, entre otros, que trabajan imágenes eróticas, algunas conocidas como shunga, de las que siempre me llamó la atención la forma en que son tan explícitas —vulvas enormes, penes enormes— que podrían resultar grotescas, y sin embargo son de una gran belleza. Tienen una belleza en el lenguaje visual, en el lenguaje plástico, que equilibra esa exageración de los miembros y lo explícito de la relación sexual. Eso es algo que siempre tengo en cuenta y trato de lograr: que haya un equilibrio entre lo explícito y los cuerpos desnudos con lo más sutil del diseño. 

La incorporación de los tatuajes tiene que ver con dos cosas. Primero, que yo personalmente relaciono el tatuaje con lo erótico, para mí tiene esa carga. Y después está el aspecto técnico. Sucede que la mayoría de las obras de la serie erótica están hechas con collage. Mientras daba clases de dibujo yo también dibujaba, entonces tengo muchos cuadernos llenos de desnudos, dibujos de la figura humana, y para las obras de la serie los recorto y los pego sobre el papel donde después armo la composición. Algo que me gusta de esta forma de trabajo es que las poses que están hechas por el o la modelo sin ninguna connotación determinada, después yo al componer la obra se la doy. Pero lo que ocurre es que, en la composición, esas figuras blancas recortadas resultan demasiado claras, entonces al hacerles tatuajes se incorporan mejor.

Y los símbolos que suelo utilizar, como los hexagramas del I Ching, o la palabra hebrea Jai, y animales como el dragón, los uso sin tener demasiada idea de qué significan. Considero que nada es casual y que por algo elegiré ciertos símbolos y no otros, pero desde lo consciente me resultan interesantes solo porque los encuentro cargados de misterio, belleza o erotismo, no están pensados de antemano ni me propongo mandar un mensaje concreto con la incorporación de esos símbolos. En realidad, eso que puede parecer muy pensado, es un poco aleatorio. Es como un juego, un juego que —repito— me produce mucho placer. El trabajo te contesta como si tuviera vida propia, quizás hacés algo en un lugar y parece como si la obra te llevara a que hagas algo en otro lugar que no tenías ni siquiera pensado. Es como si uno tuviera una caja con elementos, con formas que por supuesto le interesan y le gustan, y las va acomodando de acuerdo a cómo se desarrolla el trabajo. 

Serie Erótica con esculturas de Jorge Gamarra (izq.) y de Hernán Dompe (der.)

Recientemente has incorporado a la Serie Erótica esculturas de amigas y amigos, ¿qué valor tiene para ti lo colaborativo, la interconexión con el trabajo de otros artistas, que atraviesa varias series de tu obra?

Lo colaborativo en la obra surge por una reflexión que hago hace mucho sobre cómo somos los humanos. Somos distintos en un montón de aspectos, pensamos y sentimos diferente, reaccionamos de diversas maneras frente a diferentes estímulos; dependerá de nuestra formación, de nuestra crianza, pero como sea tenemos una singularidad. Y creo que hay una tendencia a pensar que el otro es como un enemigo, que quien piensa o siente algo diferente es alguien que está en contra de uno o a quien hay que combatir. Yo siempre pensé lo contrario, siempre busqué la manera de ver a los otros como iguales desde el punto de vista de lo humano, y en vez de sentir al otro como un enemigo, trato de dialogar. Si hay diferencias, aun si las diferencias son muchas, intento no pensar al otro como un enemigo. Este fundamentalismo tan común, querer que el otro haga y piense lo que uno considera, es una de las cosas que más me molestan y me molestaron siempre. Creo que tenemos una tendencia a querer invadir o modificar el espacio del otro, en vez de compartir espacios. 

En contra de esa tendencia es que surge la idea de compartir la obra, de integrar a otros artistas a mi trabajo. Sin dejar de sentirlos diferentes, incorporarlos como iguales. Es algo que desarrollé mucho en la Serie Obra Compartida, y me resulta un placer. Así que en las últimas obras de la serie erótica pensé que en vez de poner un elemento determinado dentro de una composición, podía incorporar la escultura de un amigo para que la obra se potencie al compartirla con la obra de otro.

Entrevista realizada por Florencia Parodi | Septiembre 2021

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Sitio y redes de Ernesto Pesce

ernestopesce.com.ar
Ig: @pesceernesto
Fb: ernesto.pesce

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